Yo viajo todos los días. Instalada en el más común de los lugares comunes, puedo decir que lo hago cada noche al tomar mi libro y convertirme, al menos por unos minutos, en otra. Disfrazada he descubierto rincones de ciudades que mis ojos no han visto, desde Alifbay hasta Zemrude. He caminado con Auster por las calles de Nueva York, me he maravillado con los relatos de los habitantes de Comala, he volado con El Principito de planeta en planeta y he corrido sin cansarme la larguísima distancia que hay entre la Tierra de Nunca Jamás y el País de las Maravillas.
Además de la sonrisa de mi madre, no hay nada que atesore más que esos recorridos. Es por eso que decidí dedicar este espacio a ellos, en un intento por compartir aquello que, de cierto modo, le da sentido a mi vida. Bienvenidos. Estoy segura que siempre habrá alguien dispuesto a empacar sus maletas y emprender el viaje conmigo.

10.11.2008

Página en tu nombre

Tu nombre se puede morder como manzana.
Huele a mango de manila y a naranja china.
Me deja la lengua morada, al igual que el chagalapolin y la escobilla.
Lo trituro y respiro yerbabuena.
Al separarlo estalla una granada.
Crece a la altura de la flor de caña, es la enredadera que sube por la cerca o se extiende a ras de patio, perseguidor de coralillos, sandías y verdolagas.
Si lo agito, escucho el agua que lo llena.
Si se lo doy al loco de la casa, volará a la punta del cerro y lo hará flauta.
Para librarme de la oscuridad lo conservo en un frasco.
Con la luz que despide se ilumina esta página.

- Francisco Hernández

1 comentario:

Anónimo dijo...

En el cuaderno de viajes he encontrado una lectura que almenos a mi me gusta sobre los viajes. Lo encontrado bastante interessante