ni de saberlo, porque tu órbita es única e irrepetible,
y en cambio la mía es sincrónica consigo misma,
y gira y gira hasta el infinito.
"Se está haciendo cada vez más tarde" es un libro escrito por y para la melancolía. “Una pequeña comedia humana de bolsillo”, como la define Tabucchi, se trata de una novela epistolar que, lejos de contar una historia común, hace un recorrido por las pasiones humanas, todas ellas variaciones del tema amoroso. Diecisiete cartas lo componen, todas de hombres a mujeres. A ellas responde, al final, una voz femenina densamente dulce y despiadada.
Para nosotros -afirma Tabucchi- siempre ha sido más fácil comprender el concepto de infinito que el de finito, referido al universo, pero también a otras cosas. Imagínate si un día tú me hubieras dicho: te quiero finitamente, o te lo hubiera dicho yo. Sin duda es difícil imaginar la escena: dos enamorados melosos, recostados desnudos en la cama o en medio de un campo, que se miran a los ojos y aseguran querese finitamente. Dos enamorados concientes de lo pasajero de su amor. Dos enamorados que se saben condenados a la naturaleza finita del enamoramiento, al desamor amargo que aparece al paso de los años, a su piel encendiéndose al roce de una piel deseable por extraña, nueva y diferente. Y no hay escapatoria.
Con esta reflexión como columna vertebral, Tabucchi nos lleva de la mano a través de las zonas más oscuras del alma humana, haciéndonos testigos -incluso cómplices- de la siempre sórdida derrota del amor. Decenas de destinos se cruzan ante los ojos del lector: personas tejen historias, las historias se desgastan con los años y todo vuelve a empezar.
"Se está haciendo cada vez más tarde" es un libro escrito por y para la melancolía. “Una pequeña comedia humana de bolsillo”, como la define Tabucchi, se trata de una novela epistolar que, lejos de contar una historia común, hace un recorrido por las pasiones humanas, todas ellas variaciones del tema amoroso. Diecisiete cartas lo componen, todas de hombres a mujeres. A ellas responde, al final, una voz femenina densamente dulce y despiadada.
Para nosotros -afirma Tabucchi- siempre ha sido más fácil comprender el concepto de infinito que el de finito, referido al universo, pero también a otras cosas. Imagínate si un día tú me hubieras dicho: te quiero finitamente, o te lo hubiera dicho yo. Sin duda es difícil imaginar la escena: dos enamorados melosos, recostados desnudos en la cama o en medio de un campo, que se miran a los ojos y aseguran querese finitamente. Dos enamorados concientes de lo pasajero de su amor. Dos enamorados que se saben condenados a la naturaleza finita del enamoramiento, al desamor amargo que aparece al paso de los años, a su piel encendiéndose al roce de una piel deseable por extraña, nueva y diferente. Y no hay escapatoria.
Con esta reflexión como columna vertebral, Tabucchi nos lleva de la mano a través de las zonas más oscuras del alma humana, haciéndonos testigos -incluso cómplices- de la siempre sórdida derrota del amor. Decenas de destinos se cruzan ante los ojos del lector: personas tejen historias, las historias se desgastan con los años y todo vuelve a empezar.
1 comentario:
Recuerdo que el simple hecho de decirme el título ya me estremecía.
Me resulta demasiado agradable haber encontrado tus blogs. Espero no sea inoportuno de mi parte seguirles.
Un saludo
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