Yo viajo todos los días. Instalada en el más común de los lugares comunes, puedo decir que lo hago cada noche al tomar mi libro y convertirme, al menos por unos minutos, en otra. Disfrazada he descubierto rincones de ciudades que mis ojos no han visto, desde Alifbay hasta Zemrude. He caminado con Auster por las calles de Nueva York, me he maravillado con los relatos de los habitantes de Comala, he volado con El Principito de planeta en planeta y he corrido sin cansarme la larguísima distancia que hay entre la Tierra de Nunca Jamás y el País de las Maravillas.
Además de la sonrisa de mi madre, no hay nada que atesore más que esos recorridos. Es por eso que decidí dedicar este espacio a ellos, en un intento por compartir aquello que, de cierto modo, le da sentido a mi vida. Bienvenidos. Estoy segura que siempre habrá alguien dispuesto a empacar sus maletas y emprender el viaje conmigo.

9.15.2008

Un ex vendedor de seguros diagnosticado con cáncer de pulmón que encuentra en Brooklyn el sitio ideal para morir serenamente. Su sobrino, un joven profundamente desencantado con la vida. Una niña –familiar de ambos- que toca la puerta una mañana de domingo. Las posibles respuestas que ésta se niega a pronunciar. Un viejo vendedor de libros homosexual con un pasado de esplendor y engaño.

“The Brooklyn Follies”, de Paul Auster (Nueva Jersey, 1947-¿?) se centra en la visión personal del narrador, Nathan Glass, quien a su vez va involucrándose con un cúmulo de personajes fascinantes que tienen sus propias historias que contar. Estas historias, junto con otras de las que ha sido testigo a lo largo de su vida, son el objeto del libro que Nathan se da a la tarea de escribir, “El libro del desvarío humano”. Es así como el célebre escritor estadounidense entreteje magistralmente los infortunios de seres que, irónicamente, terminan salvándose entre ellos.

Cuando, en las últimas páginas, el autor narra el trágico derrumbe de las torres gemelas, la novela se transforma súbitamente en una elegía, en un himno a una forma de vivir que, en ese momento, despareció irreversiblemente de la faz de la Tierra. Como un siniestro guiño al lector, Auster corta de tajo con el optimismo con que parece que la historia va a terminar. La amarga cereza de un pastel que acaso se antojaba demasiado dulce.

Quien lo tome entre sus manos encontrará que éste es uno de esos libros que no pueden soltarse. Cada página está colmada de amores platónicos y reales, de vidas que empiezan y que terminan, de hombres con pasados luminosos, oscuros o simplemente mediocres. Una novela repleta de personajes que uno podría encontrar fácilmente entre sus amigos o conocidos: un espejo para quién lo lee, como sólo lo son las grandes novelas.

“The Brooklyn Follies” es un libro centrado en lo accidental, sin más eje conductor que la contingencia propia de la naturaleza humana. Auster se empeña en mostrar hasta qué punto la casualidad determina los vericuetos de nuestra existencia, y moldea también de qué manera afrontamos la muerte.

2 comentarios:

Coppelia dijo...

Auster es, definitivamente, un gran novelista, y ese final (que llega como una sutil vuelta de tuerca, guiño, lamento) fue lo que me atrapó.

Leí Brooklyn Follies robándoselo a R. cada que él se distraía... era el libro que él estaba leyendo cuando nos conocimos, y fue el primero de Auster. Después de eso me enganché, y he leído casi todo lo que ha caído en mis manos de él.

En fin, que ese viaje a Brooklyn me gustó. Saludos y felicidades por la nueva agencia de viajes...

MICHELLE FURLONG dijo...

.... tambien por ahi anda Leviatan, con detalles newyorkinos y el surgimiento del personaje de Maria
(su amante Sophie Calle, una artista visual de quien soy ferviente fan) ambos (Austery y Calle) me han descrito un mundo que estoy ansiosa por conocer!

saludos... gracias por visitar el blog!